El día 27, trabajamos con Jeny de nuevo, en este caso, riesgos de la exclusión social, prevención y detección. Modelos de intervención.
Primero el juego de casa, inquilino/a, una persona se queda en el centro, el grupo son dos personas que hacen de las paredes de la casa y el inquilino/a que se pone en el centro de ambas, cuando la persona diga casa, solo las casas se mueven, si es inquilino, solo el inquilino, y la persona del centro ha de pillar un lugar, si se dice terremoto, todas las personas se cambian.
Buscando a nuestro par segun nomenclatura correcta y "chuga" despectiva
Aclarando Conceptos
POBREZA: Se refiere a la carencia de recursos para satisfacer necesidades consideradas básicas, que influyen en la calidad de vida de las personas. Es un término de connotaciones sobre todo económicas que también conlleva una categorización social. Alude a los medios con los que cuenta una persona para alcanzar unos estándares y participar con "normalidad" en la sociedad. Se habla de pobreza absoluta y relativa.
La pobreza absoluta se refiere a una situación en la que cientos de estándares mínimos de vida (tales como nutrición, educación, salud o vivienda) no son alcanzados. La pobreza relativa es un término que se utliza para hablar de la existencia de desigualdades y se calcula por comparación con un nivel de vida considerado estándar para la población a la que se refiere. Significa que el individuo/a, por falta de recursos materiales, no participa de los hábitos y patrones de vida considerados "normales" en la sociedad en la que habita. Por ejemplo, en España podríamos considerar pobre a una familia que no puede comprar el material escolar de sus hijos, o alquilar una vivienda.Nota: En la Unión Europea se ha fijado el umbral de la pobreza relativa en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo.
EXCLUSIÓN SOCIAL: En general, se considera que este término supera al de pobreza, en el sentido de que no se define en términos puramente económicos sino de un tipo más amplio de participación en la sociedad.Se usa como un concepto multidimensional que hace referencia a un proceso de pérdida de integración o participación del individuo en la sociedad, en uno o varios ámbitos.
La situación de inclusión o exclusión social de un individuo se define, por tanto, en términos relativos a la situación de éste/a con respecto a la población considerada mayoritaria, valorando la situación de la persona con respecto a la posibilidad de ejercer los derechos sociales de la mayoría.
INCLUSIÓN SOCIAL: Es un proceso que asegura que todas las personas tienen las oportunidades y los recursos necesarios para participar plenamente en la vida económica, social y política y para disfrutar de unas condiciones de vida "normales". La inclusión está relacionada con la integración, la cohesión y la justicia social. Es la posibilidad de participación igualitaria de todos sus miembros en todas las dimensiones sociales (económica, legal, política, cultural, etc.).
Una sociedad inclusiva, por tanto, dispondrá y habilitará mecanismos para asegurar la garantía de los Derechos Humanos, la dignidad y la ciudadanía activa de todas las personas que la componen.
VULNERABILIDAD: Es un concepto utilizado por algunos/as autores/as para describir una zona intermedia entre la integración y la exclusión social. Una persona vulnerable es aquella cuyo entorno personal, familiar-relacional, socio-económico o político-administrativo padece alguna debilidad y, en consecuencia, se encuentra en una situación de riesgo que podría desencadenar un proceso de exclusión social. El nivel de riesgo será mayor o menor dependiendo del grado de deterioro del entorno de dicha persona o grupo.
Si combinamos los tres ámbitos en los que se clasifican las situaciones de riesgo ya mencionadas (económico, político-legal y social-relacional) con las características personales que más condicionan la inclusión-exclusión (sexo, edad y origen), obtenemos los cinco perfiles más comunes de riesgo.
¿Cómo se llega a esa situación?
Si recordamos la ecuación que proponía Albee para hablar de los factores de riesgo y protección para la prevención de dorgodependencias, podríamos asumir esta misma fórmula para comprender cómo interaccionan en este caso los factores de exclusión o inclusión.
En el siguiente cuadro veremos una tabla comparativa entre los diferentes tipos de factores. Existen otras muchas clasificaciones, pero ésta se ajusta bastante a la realidad que estamos tratando.
¿Es la Exclusión Social un fenómeno individual o colectivo?
Por una parte, los conceptos de inclusión/exclusión social solamente se entienden en términos de relación (participación) del individuo/a con la sociedad en la que habita. La exclusión es por tanto un fenómeno social. Pero, además, las condiciones que sitúan a una persona en riesgo de caer en la exclusión social tienen un componente colectivo, ya que se pueden producir con mayor frecuencia en determinados grupos de población. Esto puede tener varios motivos:
- Hay determinados grupos que comparten algunas características, ya sean inherentes o transitorias, que les sitúan en desventaja respecto al resto de la población. Por ejemplo, dado que el racismo y la discriminación pueden provocar exclusión, las personas inmigrantes o minorías étnicas sufren un mayor riesgo de exclusión social que otros colectivos.
- Otro factor que hace de la exclusión un factor colectivo es el territorio. Zonas desfavorecidas, empobrecidas, sin un acceso adecuado a infraestructuras, etc., hacen que sus habitantes compartan una situación de vulnerabilidad y desventaja respecto a otros territorios.
- La transmisión de la exclusión de generación en generación es otro de las causas que hace que ésta sea algo colectivo...
La Comisión Europea, al analizar el estado de la exclusión social en Europa, encuentra que están en especial situación de riesgo las siguientes personas:
• Desempleados/as de larga duración, desempleados/as mayores, con trabajo precario o de baja calidad.
• Con bajas cualificaciones académicas, no escolarizadas o con abandono escolar.
• Inmigrantes o pertenecientes a minorías étnicas.
• Sin hogar o que habitan hacinados o en viviendas precarias.
• Con algún tipo de diversidad funcional.
• Con problemas de salud.
• Con personas dependientes a su cargo.
Además, otros factores a tener en cuenta son la orientación sexual, la religión o la edad, por ejemplo. También el género es un factor de gran importancia en la lucha contra la exclusión social, ya que la estructura social sitúa a la mujer en una posición de vulnerabilidad mayor que la de los hombres (acceso al mercado laboral, cargas familiares, violencia de género…).
¿Qué consecuencias y efectos tiene la exclusión social para quienes la sufren?
La exclusión social conlleva una reducción de la participación de la persona en la vida diaria, así como una desvalorización y percepción negativa hacia esa persona por parte de la sociedad. Además, suele ir acompañada de efectos de naturaleza física o psicológica en la persona.
Quienes sufren la exclusión social suelen sentirse al margen, impotentes y en situaciones de inferioridad. La baja autoestima, depresión, baja motivación de logro, ansiedad, aislamiento, falta de identidad, desorientación, etc., pueden ser otras consecuencias psicológicas sobre el individuo/a.
Desde un punto de vista físico, la falta de participación en los sistemas comunes de desarrollo y convivencia puede ir acompañada de problemas como desnutrición, mala salud, mayor mortalidad, etc.
Además, estas personas suelen ser percibidas por los demás como inadaptadas, “casos” sociales, lo que inevitablemente conlleva la estigmatización, agravando de esta forma la situación de aislamiento de la persona.
Y entonces... ¿qué podemos hacer?
Para muchos/as, erradicar la pobreza y la exclusión social es un objetivo utópico. Sin embargo, la experiencia ha demostrado que se puede disminuir o prevenir, siempre y cuando todos los actores se impliquen de manera activa y se tomen las medidas adecuadas.
Dado que la exclusión social es un fenómeno multidimensional que afecta a los ámbitos económicolaboral, político-legal y social-relacional, la responsabilidad última de garantizar que la inclusión social de todos/as los/as ciudadanos/as sea una realidad corresponde a los gobiernos. No obstante, se requiere además la participación y cooperación activa de:
• Las organizaciones y agentes sociales (ONG, sindicatos, empresas, medios de comunicación).
• El entorno familiar y relacional.
• Las personas que se encuentran en situación y/o riesgo de exclusión.
• Todas las personas que forman parte de la sociedad, a través de un compromiso solidario y el sentido cívico.
Como ya hemos visto, la exclusión social es un fenómeno que afecta a las personas y que se define siempre en términos relativos, es decir, en relación a la situación del individuo/a con respecto a la población considerada mayoritaria, por ello, prevenirla dependerá en gran medida del entorno en el que viva y se desarrolle una persona.
En primer lugar, las relaciones e intercambios sociales, económicos y políticos de este entorno deberán basarse en el respeto a los Derechos Humanos y regirse por los principios y valores jurídicos, sociales y democráticos. Además, el entorno debe contar con mecanismos que permitan aplicar los derechos, contar con un sistema social integral y accesible para todos/as que garantice una educación, una sanidad y unos servicios sociales de calidad, así como un sistema de pensiones contributivas y rentas mínimas.
También será imprescindible que existan unas instituciones públicas activas que:
- Redistribuyan la riqueza de manera equitativa.
- Establezcan medidas y acciones que fomenten la inclusión social y la igualdad de oportunidades, y que velen por la implementación de las mismas.
- Promuevan la participación política de todos/as.
- Implementen campañas de sensibilización, favorezcan el voluntariado y la participación ciudadana.
Finalmente, el entorno debe permitir que todas las personas puedan participar de forma igualitaria en todos los sectores de la vida comunitaria (acceso a los servicios, libertad de reunión, expresión o religión, etc.). Para ello, es clave que todos los actores respeten y favorezcan activamente la igualdad de oportunidades, especialmente en los ámbitos de educación, salud, empleo y vivienda.
Modelos de Inervención
No hay una estrategia ni una metodología universalmente válidas para afrontar la exclusión
Jordi Estivill
La intervención profesional se fundamenta en el manejo constante de diversas situaciones con otras personas que presentan en ocasiones, situaciones problemáticas o de dificultad. Los modelos de intervención ayudan o guían las acciones que deben realizar los/as agentes sociales, entre ellos/as, los/as monitores/as de TL
Hablar de Intervención Social implica necesariamente acotar el ámbito de trabajo. Igual que nos ocurrió cuando vimos el tema de Educación para la Salud, existen diferentes áreas de actuación en las que enmarcar nuestras acciones, y a su vez, múltiples formas de realizarlo (tipos de intervención). Para ello, necesitamos conocer la base teórica que orienta nuestra praxis. Son muchas las clasificaciones que se han propuesto a la hora de agrupar los modelos de intervención. Podríamos hacerlo atendiendo a diferentes criterios como el objetivo que persiguen, la corriente de pensamiento o fundamentación teórica en que se inspiran, etc.
Para facilitar la comprensión de un tema tan amplio como éste, vamos a intentar agruparlos a través de una clasificación más sencilla que pone el foco de atención en la finalidad de la propia intervención. Molina y Romero (2001:61) han hablado de tres modelos, cada uno de ellos se utiliza según la situación particular del caso, según la población y el contexto en general. Éstos son los siguientes:
Modelo Asistencial
Este modelo consiste en dotar de recursos financieros y/o materiales, o la posibilidad de ofrecer información a una persona o colectivo que plantea carencias en la satisfacción de sus necesidades vitales y que para ello demanda una acción institucional inmediata. El proceso de trabajo está formado por una cadena de producción que genera subproductos que pueden ser: información, bienes o servicios y que requieren de las relaciones de cooperación y coordinación inter-organizacional.
Se ha identificado con la intervención tradicional en la historia del trabajo social. Ya que en sus orígenes fue el modelo precursor de la intervención planificada, sistematizada y fundamentada que propusieron otros/as muchos/as pensadores/as.
Actualmente, ha sido rechazado por muchos/as confundiendo así asistencia con asistencialismo. Sin embargo, debe ser entendido como un conjunto de acciones que se fundamentan en el derecho inalienable de la población, la justicia social o como la acción inmediata de satisfacer una necesidad básica.
Modelo Socioeducativo-promocional
Consiste en la acción educativa de información y de formación a partir de problemas o dificultades significativas para las personas involucradas. Se da mediante procesos de concienciación, capacitación, movilización de recursos personales, grupales, comunitarios e institucionales y construcción de redes y alianzas de solidaridad. Los individuos/as reconstruyen su realidad y configuran estrategias de acción orientadas a participar en la toma de decisiones, para contribuir a transformar su realidad y con ello tener acceso a una mejor calidad de vida.
Este modelo no excluye otros muchos y agrupa así diferentes corrientes de pensamiento como la pedagogía crítica de Freire, la Educación Popular, la Investigación participativa que dará lugar a la IAP de la Animación Sociocultural, etc.
El punto de partida son las necesidades sociales que son demandadas por las personas que cotidianamente viven tales carencias y ello les motiva a generar organizaciones o movimientos para que mediante estrategias de protesta, confrontación o negociación con el sistema institucional, encuentren soluciones a sus problemas.
Modelo Terapéutico
Se caracteriza por el manejo de las relaciones y de los procesos comunitarios que generan tensiones entre el sujeto individual o colectivo y su ambiente. La finalidad es promover los cambios que el sistema requiere para recobrar el relativo equilibrio, propicio para el desarrollo individual o grupal al que se aspira y que es posible.
El objeto de estudio e intervención del modelo terapéutico es el ser humano individual, o el conjunto de seres humanos en la familia, en los grupos, o en las comunidades, como parte de un ecosistema. Históricamente, este modelo fue configurando bajo la forma en que se asumía la práctica con intencionalidad curativa, de manera que, según sea la corriente psicológica que se adoptara como referente teórico, el método desarrollado y la finalidad de la acción, es posible hablar de diferentes modelos desde sus inicios hasta la actualidad.
Al igual que los anteriores, este modelo se fundamenta en diferentes corrientes de pensamiento, entre ellas el psicoanálisis, el conductismo, la Gestalt, la psicología del yo, la teoría de sistemas, etc.
MODELO ACCIÓN SOCIAL (qué) FINALIDAD (para qué) PROCESO DE TRABAJO (cómo)
Asistencial Adjudicación de un servicio o derecho a una persona o colectivo. Satisfacción parcial o total de necesidades vitales. Cadena de productos: información, bienes o servicios organizado por relaciones de cooperación y coordinación interinstitucional.
Socioeducativo-promocional Información y formación con base en problemas significativos para las personas involucradas, definición de alternativas y su ejecución. La participación en la toma de decisiones, la lucha por una mejor calidad de vida por parte de las personas implicadas. Concienciación, capacitación, movilización de recursos individuales, grupales o institucionales con la participación activa de las personas.
Terapeútico Manejo de las situaciones y la comunicación entre las personas y su medio. Determinación de las tensiones con el sistema de forma individual, grupal o comunitaria. Promover cambios en el sistema que que se esté tratando para mejorar el equilibrio relativo con la sociedad. La orientación, el apoyo, y la interpretación para el esclarecimiento de la dificultad y la ejecución de
las acciones pertinentes para lograr el cambio esperado.
A tener en cuenta...
La intervención social puede contemplarse como una respuesta a un conflicto de necesidades y/o un proceso para resolver problemas pero en cualquier caso se trata de producir cambios orientados a una mejora.
Teoría y práctica han de estar totalmente integradas en la acción profesional, careciendo de sentido, la práctica profesional sin un apoyo teórico consciente y reflexivo.
Toda referencia teórica ha de servirnos, además de para guiar la acción, para seguir cuestionándonos nuestros conocimientos e ir haciendo nuevas conceptualizaciones sobre los problemas sociales y el diagnóstico social de los mismos.
La utilización de modelos de intervención no resuelve por sí mismo los problemas de la persona, ni del/la profesional a la hora de identificarnos con un modelo conceptual concreto es preciso adecuarlo al objeto de intervención, para que nos facilite la observación, el estudio, la interpretación de datos y la intervención.
Si a la práctica profesional no unimos una reflexión y evaluación constante, corremos el riesgo de caer en una rutinización de ésta.
La Animación Sociocultural
La animación sociocultural es un método de intervención con acciones de práctica social dirigidas a animar, dar vida, poner en relación a los individuos y a la sociedad en general, con una adecuada tecnología y mediante la utilización de instrumentos que potencien el esfuerzo y la participación social y cultural. Forma parte del modelo Socioeducativo-promocional en el que hemos localizado nuestras principales acciones como moniotres/as de TL.
Autores como Ander-Egg E., Barrado J. y otros (1982) destacan de esta disciplina que es promotora de valores como el pluralismo, la concienciación/concientización, la libertad, la democracia y la participación.
Jaume Trilla la define como: “El conjunto de acciones realizadas por individuos, grupos o instituciones sobre una comunidad (o sector de la misma) y en el marco de un territorio concreto, con el propósito principal de promover en sus miembros una actitud de participación activa en el proceso de su propio desarrollo tanto social como cultural”.
Recibe influencias de otras disciplinas como son la Psicología, la Antropología, la filosofía o la Sociología.
Bibliografía Recomendada
- Díaz Leonardo y otros/as (2005) Buenas prácticas para la inclusión social. Cruz Roja Española.
- Documentación Social (2007) Monográfico de la Revista: Intervenciones ante la exclusión social. Nº 143. Ed. Cáritas Española. Madrid.
- Federación Sartu (2011) Estrategias Profesionales para la Inclusión Social. Creative Commons. Gobierno Vasco.
- Molina Mª L. y Romero Mª C. (2004) Modelos de Intervención en Trabajo Social. Universidad de Costa Rica.
- Petrus A. (coord) (1997) Pedagogía Social. Ariel Educación. Barcelona.
- Rubio Mª J. y Monteros S. (2002) La exclusión social. Teoría y práctica de la Intervención. CCS. Madrid.
El día 29 de mayo seguimos trabajando con Jenny, esta vez nos adentramos en el mundo de la diversidad funcional.
Diversidad Funcional
Las palabras o términos llevan asociados ideas y conceptos, y esta correspondencia no es por azar sino que representan valores culturalmente aceptados de aquello que se nombra. Estos valores se transmiten en el tiempo a través de las palabras. Con el tiempo, si queremos cambiar ideas o valores no tendremos más remedio que cambiar también las palabras.
De hecho, existen muchas palabras ampliamente utilizadas en diferentes ámbitos para denominar al colectivo de mujeres y hombres con diversidad funcional. La más utilizada en España es "Minusválido": plazas de aparcamiento reservadas para minusválidos, lavabo para minusválidos, pensiones para minusválidos, etc. Tanto en nuestra televisión como en la radio, como en las calles, forman parte de un colectivo "menos válido", o que "valemos menos", que para el caso es lo mismo.
Las palabras o términos llevan asociados ideas y conceptos, y esta correspondencia no es por azar sino que representan valores culturalmente aceptados de aquello que se nombra. Estos valores se transmiten en el tiempo a través de las palabras. Con el tiempo, si queremos cambiar ideas o valores no tendremos más remedio que cambiar también las palabras.
De hecho, existen muchas palabras ampliamente utilizadas en diferentes ámbitos para denominar al colectivo de mujeres y hombres con diversidad funcional. La más utilizada en España es "Minusválido": plazas de aparcamiento reservadas para minusválidos, lavabo para minusválidos, pensiones para minusválidos, etc. Tanto en nuestra televisión como en la radio, como en las calles, forman parte de un colectivo "menos válido", o que "valemos menos", que para el caso es lo mismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), promocionó la denominada Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), adoptada durante la 54ª Asamblea Mundial de la Salud, que tuvo lugar en Ginebra (Suiza) entre el 14 y el 22 de mayo de 2001 (OMS, 2001), que propone el siguiente esquema conceptual para interpretar las consecuencias de las alteraciones de la salud:
Déficit en el funcionamiento (sustituye al término "deficiencia", tal y como se venía utilizando por la anterior Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías, CIDDM, de 1980): es la pérdida o anormalidad de una parte del cuerpo o de una función fisiológica o mental. En este contexto el término "anormalidad" se usa para referirse a una desviación significativa de la norma estadística.
Limitación en la actividad (sustituye el término "discapacidad", tal y como se venía utilizado en la CIDDM): son las dificultades que una persona puede tener en la ejecución de las actividades. Las limitaciones en la actividad pueden calificarse en distintos grados, según supongan una desviación más o menos importante, en términos de cantidad o calidad, en la manera, extensión o intensidad en que se esperaría la ejecución de la actividad en una persona sin alteración de salud.
Restricción en la participación: (sustituye el término "minusvalía", tal y como se venía utilizado en la CIDDM): son problemas que una persona puede experimentar en su implicación en situaciones vitales. La presencia de restricciones en la participación es determinada por la comparación de la participación de una determinada persona con la participación esperada por parte de otra sin discapacidad en una determinada cultura o sociedad.
Barrera: son todos aquellos factores ambientales en el entorno de una persona que condicionan el funcionamiento y crean discapacidad. Pueden incluir aspectos como por ejemplo un ambiente físico inaccesible, la falta de tecnología asistencial apropiada, las actitudes negativas de las mujeres y hombres hacia la discapacidad, y también la inexistencia de servicios, sistemas y políticas que favorezcan la participación.
Discapacidad: en la CIF, es un término "paraguas" que se utiliza para referirse a los déficits, las limitaciones en la actividad y las restricciones en la participación. Denota los aspectos negativos de la interacción entre la persona con una alteración de la salud y su entorno (factores contextuales y ambientales).
Esta búsqueda de nuevos conceptos es un intento por desplazar el "problema" de la diversidad funcional de la persona al entorno. No obstante, si analizamos los términos utilizados, vemos que contienen las palabras déficit, limitación, restricción, barrera y discapacidad.
Según el movimiento de vida independiente, ninguno de estos términos es positivo, ni neutro, por lo que se propone como novedad: la diversidad funcional.
Aquí estábamos leyendo un cuento que nos paso Jenny.
Hacia un nuevo modelo más allá del modelo médico y el modelo social:
Desde el Foro de Vida Independiente entienden que la diversidad funcional no tiene nada que ver con la enfermedad, la deficiencia, la parálisis, el retraso, etc. Toda esta terminología viene derivada de la tradicional visión del modelo médico de la diversidad funcional, en la que se presenta a la persona diferente como una persona biológicamente imperfecta que hay que rehabilitar y "arreglar" para restaurar unos teóricos patrones de "normalidad" que nunca han existido, que no existen y que en el futuro es poco probable que existan precisamente debido a los avances médicos.
Las mujeres y hombres con diversidad funcional tienen que ver con sociedades que, siendo intrínsecamente imperfectas, han establecido un modelo de perfección al que ningún miembro concreto de ellas tiene acceso, y que definen la manera de ser física, sensorial o psicológicamente, y las reglas de funcionamiento social.
Los intentos de trasladar todo o parte del problema a la sociedad, proponiendo términos como "restricciones de participación" no han tenido ningún éxito porque, en el fondo, la sociedad sigue pensando y creyendo que gran parte del problema está en el sujeto con diversidad funcional. De hecho, y en general, las propias mujeres y hombres con diversidad funcional prefieren los términos que designan directamente su deficiencia tales como sordo, ciego, tetrapléjico, etc., porque constatan una realidad de su propia vida y muchos de ellos ya no le ven el valor negativo.
Por lo tanto, los intentos de desplazar el "problema" completamente a la persona o completamente a la sociedad, no han tenido demasiado éxito.
En esta propuesta, se busca un lugar intermedio que no obvie la realidad. Las mujeres y hombres con diversidad funcional son diferentes, desde el punto de vista biofísico, de la mayor parte de la población. Al tener características diferentes, y dadas las condiciones de entorno generadas por la sociedad, se ven obligados/as a realizar las mismas tareas o funciones de una manera diferente, algunas veces a través de terceras personas.
Así, una persona sorda se comunica a través de los ojos y mediante signos o señas, mientras que el resto de la población lo hace fundamentalmente a través de las palabras y el oído. Sin embargo, la función que realizan es la misma: la comunicación. Para desplazarse, una persona con una lesión medular habitualmente utiliza una silla de ruedas, mientras que el resto de la población lo hace utilizando las piernas: misma función, manera diversa.
Por eso el término "diversidad funcional" se ajusta a una realidad en la que una persona funciona de manera diferente o diversa de la mayoría de la sociedad.
¿Integración o Independencia?
Para las personas con diversidad funcional, el modelo médico rehabilitador considera la inclusión en la sociedad de este colectivo únicamente a través del trabajo (Centros Especiales de Empleo) o el estudio (Ed. Especial), dictando desde fuera lo que debe hacer la persona. Bajo la perspectiva ideológica de la Diversidad Funcional se considera esencial apoyar la independencia en todos los ámbitos de la vida cotidiana: educación, trabajo, edificación, transporte, comunicación, información, ocio, etc. dando a cada persona las herramientas que precise para desarrollarse en esos ámbitos, de manera que tome el control de su propia vida.
Diversidad Funcional, Ocio y Comunidad
Ocio y comunidad van intensamente unidos. Utilización o disfrute del ocio y utilización de la comunidad están fuertemente ligados. Utilización de servicios o productos de ocio y utilización de recursos de la comunidad son aspectos casi inseparables. El disfrute del ocio individual (lectura, t.v., música, hobbies, etc.) es una parte importante en nuestra construcción como personas. Dimensión que no cobra ningún sentido sin una participación activa en los diferentes entornos comunitarios de ocio y tiempo libre existentes en nuestras comunidades.
Hasta aquí nada es diferente para las personas con diversidad funcional. El derecho al ocio es el derecho a disfrutar comunitariamente de los recursos y redes sociales que están al alcance de cualquier ciudadano/a. No vale pensar sólo en productos y servicios de ocio dirigidos exclusivamente a personas con diversidad funcional. Menos aún que las personas con retraso mental han de "pasárselo bien" en clubes, en centros de ocio, en sólo deporte especial y masivo, con una gran variedad de actividades cerradas. Sólo la comunidad, la calle, las playas, las montañas, los cines, las discotecas, los polideportivos, los bares y restaurantes, los centros cívicos y casas de cultura, las fiestas de barrio y populares ofrecen la posibilidad real de desarrollar el ocio en toda su integridad. Siempre con las necesidades de apoyo que cada persona requiera.
Las instituciones públicas, las privadas, los/as ciudadanos/as, los medios de comunicación deben ser informados, formados y sensibilizados para hacer posible la plena utilización y participación en y de todos los recursos disponibles por parte de las personas con diversidad funcional.
El Monitor/a de TL ante la Diversidad Funcional
Aunque para muchas personas las actividades de ocio pueden tener consecuencias terapéuticas (liberan el estrés o tensión, por ejemplo) y educativas (dotándoles de nuevas habilidades y capacidades), se llevan a cabo porque su ejecución les produce placer en sí mismas, porque disfrutan con ellas. Por ello, podemos decir que el ocio es un ámbito fundamental en la vida de cualquier persona y por tanto, también de la persona con diversidad funcional, y es así porque en él están presentes muchos aspectos que contribuyen a la satisfacción personal de manera significativa y redundan en una mejora de la calidad de vida:
- Sensación de bienestar al realizar actividades sin exigencias ya que el ocio no es competitivo.
- Potenciación de las relaciones interpersonales, fomentando la amistad y afecto con personas del entorno.
- Promoción de las propias capacidades a través de la realización de actividades elegidas libremente y que son motivadoras.
- Utilización de los recursos comunitarios que contribuyen a la normalización y a la inclusión social.
- Desarrollo de la autodeterminación, a través de la libre elección que conlleva el ocio.
- Otras muchas.
Contribuyen, en definitiva, al desarrollo personal y social de todos los individuos. Sin embargo, no podemos olvidar que las personas con diversidad funcional en ocasiones tienen dificultades para disfrutar del ocio. Estas dificultades pueden ser personales (las propias de su diversidad, la falta de experiencias, el escaso poder adquisitivo…), familiares (sobreprotección) y sociales (barreras arquitectónicas y psicológicas).
Para superar estos inconvenientes es fundamental potenciar todas aquellas habilidades que faciliten que la persona con diversidad funcional pueda disfrutar lo más autónomamente posible de su tiempo libre. Y es aquí donde el monitor/a de TL, en el marco de la Animación Sociocultural tiene una gran responsabilidad.
La mejor orientación para trabajar con personas con diversidad funcional es utilizar el sentido común. Por ejemplo, es evidente que un niño que usa una silla de ruedas puede tener dificultades para trepar una montaña, pero no sería ésta necesariamente la situación para un niño con dificultades en el aprendizaje. Es útil anticipar las dificultades que podemos encontrar en la organización de actividades, pero no considerarlas insuperables.
Hemos de tener en cuenta todas y cada una de las variables que analizamos antes de organizar cualquier otra actividad de ocio. Esto es, número de participantes, espacio, duración, tipo de actividad, objetivos, materiales, etc. Pero prestaremos especial atención al perfil del grupo y a las características personales de cada miembro para facilitar su participación y disfrute. Por si nos sirve de ayuda, además de todas las consideraciones que realizamos con la actividad de la “Cajita de preguntas” aquí van otras más específicas según el tipo de diversidad funcional:
Motoras
Recuerda que quienes utilizan aparatos (sillas de ruedas, muletas, andaderas, etc.) suelen considerarlos como una extensión de su cuerpo. No se han de colocar fuera del alcance del usuario/a. Al ofrecer tu ayuda, pregunta cómo funciona el equipo si no estás familiarizado con el.
Al planificar una salida, ten presente la accesibilidad del sitio.
Para facilitar la movilidad de la persona, elimina aquellos obstáculos que sean removibles; procura que haya buena iluminación.
Al conversar con alguien en silla de ruedas, procura colocarte a cierta distancia para evitar que se le resienta el cuello al usuario de la silla. Si la conversación va a ser larga, busca donde sentarte para estar a la altura visual del interlocutor.
Sensorial: Auditiva
Asigna a un compañero/a para que alerte de cuando se comience a impartir instrucciones.
Procura ubicar a la persona con diversidad de audición cerca del líder de la actividad al momento de impartir instrucciones.
Si la persona utiliza un intérprete, háblale directamente a la persona sorda y no al intérprete.
Asegúrate que la persona le esté mirando antes de comenzar a hablar.
Complementa una instrucción verbal con una demostración visual.
Asegúrate que las instrucciones fueron comprendidas.
En un grupo grande, recuerda que es importante que sólo una persona hable a la vez.
Evita colocarte de espaldas al sol o de la fuente de iluminación al dirigirte a la persona. Así facilitará la lectura labial.
El hecho de gritar para hacerse escuchar raras veces ayuda. Más bien distorsiona el lenguaje y hace difícil la lectura de labios.
Sensorial: Visuales
Cuidado con recurrir únicamente a la información escrita.
Utiliza cuando pueda instrucciones verbales. Consigue cintas grabadas o transcripciones en braille de información que se utilice o se solicite con frecuencia.
Consigue lupas y otras ayudas visuales para la persona con pérdida visual.
Identifícate verbalmente. Si vas a presentarle a varias personas, hazlo en forma individual. Así la persona podrá asociar los nombres con las voces de los diversos interlocutores.
Ofrece tu brazo pero no intentes guiar a la persona.
Ofrece información en forma voluntaria leyendo las señales, los cambios de luces o identificando elementos de peligrosidad (por eje. obstáculos o escalones). Calcula la distancia en pasos.
Cuando te vayas a retirar, anuncia tu salida.
Si te encuentras con alguien con un perro guía, no distraigas el animal. Mantén otras mascotas alejadas.
Intelectuales
Establece y mantén el contacto visual al impartir instrucciones verbales. De ser posible, acompaña la explicación verbal con una demostración.
Considera establecer alguna señal (por eje. levantar el brazo, emitir un silbido) para asegurar la atención del grupo.
Expresa las instrucciones en forma breve y sencilla. No incluyas información irrelevante.
Simplifica las instrucciones complejas, emitiéndolas por partes (1 ó 2 a la vez).
Asegúrate que el niño/a comprenda las instrucciones antes de comenzar una actividad.
Asigna a un compañero/a para que facilite su desempeño en una tarea complicada.
En algunos casos, considera facilitar instrucciones por escrito o en forma gráfico (por eje. una secuencia en fotografías) para que el niño pueda referirse a ellas. Otro recurso: permitir que el niño reciba un entrenamiento previo a la actividad "en vivo." Así aumentamos la probabilidad de que el niño tenga éxito.
Atención y Aprendizaje
Mantén a la vista del grupo un calendario de eventos.
Establece una agenda clara que incluya las actividades a desarrollarse durante la reunión y las reglas aplicables.
Escucha y observa con cuidado para identificar la forma en que el niño/a aborda las dificultades.
Se realista en cuanto al comportamiento y a la naturaleza de las tareas a realizarse. Algunos niños con Déficit de Atención no logran mantenerse sentados por mucho tiempo y seguir instrucciones detalladas. Haz el aprendizaje interesante, con numerosas actividades prácticas.
Establecer un programa de refuerzos positivos para ayudar al niño/a a concentrarse puede resultar beneficioso.
Y en cualquier caso, asesorarnos, buscar información del tipo de diversidad funcional a la que hacemos frente, consultar con la familia o profesores/as las especificidades de cada caso, establecer canales de comunicación que resulten provechosos para el desarrollo y la evolución del menor en el grupo.
Autismo y Asperger
Nos quedó pendiente, así que ahí va una pequeña aclaración.
El síndrome de Asperger es un trastorno dentro del autismo y se ha diferenciado muy recientemente del autismo típico. Todavía existe poca información sobre el pronóstico de estos niños, a quienes se denomina "autistas de alto rendimiento". El motivo es que se considera que en el caso del Asperger comparado con otras formas de autismo, podrán con mayor probabilidad convertirse en adultos/as independientes y llevar una vida absolutamente independiente. Esto es más frecuente cuando esos/as adultos/as tienen un trabajo o una profesión que está relacionada con sus áreas de interés, pudiendo ser muy competentes.
El autismo no es lo mismo que el síndrome de Asperger. En el autismo, todas las alteraciones son muy evidentes en los tres primeros años de vida, mientras que en los aspergerianos/as no existe evidencia de retraso cognitivo y, en su gran mayoría, tienen una capacidad intelectual por encima de lo normal. En muchas ocasiones el diagnóstico se realiza en la adolescencia o más tarde, aunque muchos padres empiezan a detectar que su hijo tiene síndrome de Asperger cuando tiene entre dos y siete años. Las principales características son un desarrollo social anormal (tienen muy pocos amigos/as o ninguno), un uso del lenguaje particular (inventan palabras, repiten frases o aprenden a leer por sí mismos) y la presencia de rutinas y rituales (comer siempre en un mismo plato o interesarse por un tema de forma desorbitada).
1. Lenguaje. Los autistas presentan retraso en el lenguaje en cambio los aspergianos/as hacen gala de un vocabulario sorprendente porque llega a ser incluso pedante o demasiado culto, que se nota más cuando hablan de algún tema que está muy relacionado con el tema por el que estén interesados.
2. Movimientos. La torpeza de movimientos parece ser más característica del síndrome de Asperger, aunque no hay un consenso de los expertos sobre este rasgo y, además, la variabilidad de las alteraciones entre los afectados en muy alta.
3. Memoria. Los aspergerianos/as son muy capaces para el almacenamiento de muchos detalles, suelen presentar una buena memoria de repetición, pero su principal problema es su falta de capacidad para integrar toda esa información.
Referencias Bibliográficas
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AA.VV. (1995) Iguales pero diferentes. Un modelo de integración en el tiempo libre. Popular. Madrid.
Carrier, I. (2010) El cazo de Lorenzo. Editorial Juventud. Barcelona
Guirao, I. Y Vega, B. (2012) Ocio Inclusivo. Cuaderno de Buenas Prácticas. FEAPS. Madrid.
Palacios, A. y Romañach, J. (2006) El Modelo de la Diversidad. Diversitás. Madrid.
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Para cerrar la sesión, Jenny nos hizo elegir juegos bajo ciertos criterios. Uno de ellos lo jugamos en clase y el otro, es la variante del pañuelo que lo hicimos en la calle
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